Gatos cazadores

A veces, es viable distinguir distintas fases al observar a un gato cazando: el acecho, el acercamiento sigiloso, el apresamiento, el sacrificio de la presa y, por último, su ingesta. Esta secuencia solo sucede en el momento en que el gato está muy hambriento. Por desgracia, es bastante frecuente que los exitosos gatos cazadores te muestren un ratón medio fallecido sobre la alfombra.
¿Por qué razón cazan los gatos?
Los mininos que habitan en casa por el momento no deben buscar alimentos en la naturaleza. Sin embargo, la caza se encuentra dentro de los instintos más primitivos de los gatos. Ese impulso natural se activa al ver una posible presa, aun cuando el felino está saciado. Por ello, es sin importancia que se trate de un gato familiar de interior o de exterior o de un gato salvaje que vive en la naturaleza. Este instinto es hereditario y se transmite de generación en generación.
Cuando los gatos cazadores traen ratones
A menudo los gatos entregan los animales que capturan a sus dueños. No hay una respuesta unánime que explique esta conducta. Varios suponen que los felinos nos desean realizar un obsequio, puesto que, como todos sabemos, nuestras habilidades de caza dejan bastante que querer. Por consiguiente, deberías alegrarte las veces que tu gato te traiga un ratón. Castigar al minino sería completamente inapropiado, puesto que no sabría qué ha hecho mal.
¿De qué forma atrapan a su presa?
Para los gatos salvajes que viven en la naturaleza, la caza comienza con el acecho en su «coto de caza». Pasado un tiempo, se decantan por la región que les semeja más prometedora y aguardan de forma tolerante. Una vez descubrieron una presa, comienzan la etapa de aproximación prudente. Los gatos cazadores aprovechan cualquier refugio para aguardar con cautela hasta acercarse unos pocos metros y llegar a la región elegida para el acecho. Sus ojos siguen cada movimiento y sus patas traseras se inclinan poco a poco hacia atrás. Y, por fin, ha llegado el instante: la cola de los felinos se estira horizontalmente y se desplazan con rapidez con uno o más saltos.
Las presas más pequeñas las atrapan de manera directa con los dientes y, de manera frecuente, ponen una pata sobre ellas. No obstante, en algunos casos las dejan huír para atraparlas nuevamente. Tras múltiples intentos, es posible que su instinto de caza vaya desapareciendo y acaben por dejar libre al ratón. De lo contrario, lo sujetan con la boca y se lo llevan a un lugar seguro para comérselo o, así como se ha citado más arriba, se lo llevan a su dueño, quien no puede llevar a cabo nada con él.
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